21 abr 2009

POEMAS HABANEROS - CRISTO DE LA HABANA

Poema Cristo De La Habana de Juana Rosa Pita


Gozo es la poesía compartida
y el unísono, música:
melodía de cuello largo
que expande el corazón.

Mira el Cristo, dijimos a la vez
dejando atrás la terminal de barcos,
el café de helados frutales,
la plaza de leones franciscanos.

Será que Él nos miró, presiente,
irrumpir en su lar de resistencia
riendo como niños, enlazados
cuando la lluvia al fin nos diera alcance.

Convócalo por mí a tu ventanal,
dale cuenta de nuestros lanzamientos:
la rosa al mar, la extraña flor al río,
nosotros a cumplir proyectos de alma.

7 abr 2009

POEMAS HABANEROS - CASA DE LOS CONDES DE JARUCO


A la casa de los Condes de Jaruco
para Manuel Díaz Martínez


La casa de los Condes de Jaruco,
testigo de esplendores coloniales
empañados, duplica en sus vitrales
las curvas de la piedra y del estuco.

Con vastas espirales el bejuco
ha cubierto columnas, capiteles,
hojas de acanto, rígidos laureles
y blasones de un oro ya caduco.

No invoques a los dioses cejijuntos
para que alcen burlonas sus caretas
y aparezcan de nuevo los conjuntos
habaneros. Llorando en sus macetas
las arecas están; los mediopuntos
apagan su reflejo en las losetas.
Severo Sarduy (8.IX.87, París)

POEMAS HABANEROS - EL POETA DE BRONCE


El poeta de bronce


Roto, dividido,
ciego, confundido,
paseo por el Prado
llevando de la mano
uno de los leones de bronce
que se limitan a ver pasar.
Como es de bronce, es dócil
este león de Nemea.
Si fuera de carne y huesos
ya me hubiera devorado.
Pero un león de bronce
jamás abre las fauces.
Con esfuerzo lo arrastro
-- el bronce no camina --
y moribundo llego
hasta el poeta de bronce
que en sus manos sostiene
un libro también de bronce.
Por ser de bronce
no le es posible hablar,
ni mover la cabeza
por el mismo motivo,
ni mirarme a los ojos
porque el bronce no mira.
Y no obstante conoce
que hasta allí me he arrastrado
para implorar de su inmortalidad
el secreto de su inmovilidad,
y me dice en el lenguaje de bronce
-- funerario lenguaje de los poetas muertos --
que mi carne le entregue a ese león de bronce,
y que el león mi alma con su bronce reviste.
El poeta presencia la mutación insigne:
me moviliza el bronce y la fiera se anima.
Siento que Prado abajo carnicero me alejo,
y al mismo tiempo siento que eternamente verde,
voy a ser para siempre un león en el Prado,
arrogante, irrisorio, sobre mi pedestal,
esperando que pase un poeta inquietante
que ha tenido el designio asombroso
de llevarme a morir
a los pies inmortales del poeta de bronce.

1978
Virgilio Piñera (Una broma colosal )


ALGUNOS DATOS

Monumento a Juan Clemente Zenea (Tomado de habanaradio.cu)


Comienza el Paseo del Prado, a pocos metros del Malecón habanero, con una estatua de bronce sobre mármol blanco, dedicada al poeta y revolucionario cubano Juan Clemente Zenea.
La figura del poeta aparece en tamaño normal y sentado, mientras a su lado se levanta la efigie en mármol de una mujer desnuda con una lira en la mano, que representa la inspiración poética.
En la parte posterior del monumento se destacan grabados los versos A una golondrina, de la inspiración de Zenea.

Este conjunto monumentario fue inaugurado en la segunda década del siglo XX por el escultor español Manuel Mateo, a iniciativa de la hija el poeta, Piedad Zenea de Bobadilla.
El poeta, periodista y maestro Juan Clemente Zenea nació en Bayamo en 1832, conspiró contra el gobierno español, fue condenado a muerte y luego amnistiado, al comienzo de la guerra de 1868 se asiló en los Estados Unidos.
Dos años después viajó clandestinamente a Cuba, fue detenido por una columna española , y tras ocho meses de prisión fue fusilado en la fortaleza de La Cabaña el 25 de agosto de 1871.