Las mejores palabras sobre un artista, son sus propias obras. La imagen en el caso de los artistas plásticos o el sonido en las obras musicales en general, son la mejor carta de presentación de si mismas.
Por mucho que me esfuerce entonces en comentar lo que significan para mi cada una de las obras de arte que admiro, siempre corro el riesgo de dejar en el tintero imaginario aspectos que se me escapan o sentimientos que tal vez pueden provocar en otros.
Pero cuando se trata de una obra que has visto germinar, y desde sus inicios has podido apreciar el talento del artista, entonces un poco que te sientes parte de la historia y cada gramo de virtuosismo ajeno te enorgullece como propio.
Fue allí donde la conocí, ya andaba con un mar de poemas y canciones en su alma y compartir con ella aquel tesoro fue definitivamente enriquecedor para todos los que le conocimos, los que aprendimos con ella de música clásica y buenos libros. Como arquitecta durante los años de estudio, era notable su aporte en las asignaturas propiamente vinculadas a la carrera, la creación y el diseño, resultando siempre muy bien valorados sus trabajos en proyectos individuales o colectivos. En sus obras arquitectónicas prevalecen limpios sus criterios.
Lo que comenzo como una simple labor para intentar ganarse la vida en la dificil Cuba de los años 90, donde creando animales que en su mayoria eran inventados por su ingenio, elaborados en ceramica fria y colocados en cortezas de arboles y otros elementos naturales. Teniendo el don de transmitir sentimientos en sus creaciones, rapidamente fueron aceptados por el publico que demandaba sus creaciones. Así nace la ceramista, que poco a poco, va adentrandose en las complejas artes
Desde una simple taza de café, una vasija, pipas, casas y duendes, hasta personajes de obras
Dic'09
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